INTRODUCCIÓN

- Una inquietud, un problema de investigación -



Empecemos por lo donde se debe, el principio.
El origen de nuestra investigación fue, en efecto, una inquietud, una sospecha: que ya nadie va a las bibliotecas públicas de la ciudad. 
Y, ¡¿quién podría culparnos por sostener esta hipótesis!?



Es decir, enfrentémoslo, ¿quién necesita de una biblioteca pública, cuando tiene al alcance de la mano cantidades infinitas de libros de todo tipo, en versión digital, a precios bastante accesibles, o mejor, totalmente gratuitos?

Pero, una cosa es pensar que las bibliotecas están despobladas y otra, muy diferente, es tener la información frente a nuestros ojos. 
El siguiente gráfico muestra el descenso en la cantidad de “Lectores”, entendidos estos como la  cantidad de veces que una persona asiste a una biblioteca para consultar, desde al año 2005 al 2014. 

El problema, se vuelve una realidad.




En algunos momentos crece, especialmente en el año 2010. Pero, si observamos la tendencia general, no hay dudas, que es a la baja.


Pero más allá de lo que tradicionalmente se suele pensar, (que las exigencias actuales del mundo conectado, poco a poco, irán “marginando” la Red de bibliotecas públicas), también podemos ver que algunas de las ellas, siguen siendo altamente recurridas en el presente. Muchas de ellas siguen recibiendo una cantidad nada modesta de visitantes durante ese período. Sin dudas, para gran parte de sus usuarios, estas siguen guardando un gran potencial.

Ahora bien, ¿la gente sigue recurriendo a ellas por su función tradicional como espacios de lectura y préstamo de libros? 

Eso intentaremos responder.  





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